Capítulo 8: Vivimos mejor

Unos días después de las sangrientas ejecuciones, los animales descubren que el mandamiento según el cual “Ningún animal matará a otro animal” ha cambiado a “Ningún animal matará a otro animal sin causa”. Al igual que en otras ocasiones, los animales atribuyen estas discrepancias a sus débiles memorias: deben haber olvidado las dos últimas palabras. Los animales trabajan aún más duro para reconstruir el molino. A pesar de que suelen pasar hambre y frío, Soplón les lee constantemente estadísticas que prueban cómo los animales viven mejor ahora que en tiempos del Sr. Jones.

Napoleón tiene ahora el título de “líder”, aparte de varias docenas de títulos complementarios. Minimus escribió en las paredes del establo un poema en el que alaba a Napoleón. Este último comienza unas complicadas negociaciones para venderles al Sr. Frederick y al Sr. Pilkington la pila de maderos que yace en la granja desde los tiempos del Sr. Jones. Cuando las negociaciones comienzan a favorecer al Sr. Frederick, los cerdos les enseñan a los animales a odiar al Sr. Pilkington. Cuando el Sr. Pilkington está apunto de comprar los maderos, los cerdos enseñan a los animales a odiar al Sr. Frederick. A pesar de toda la propaganda en contra del Sr. Frederick (Napoleón hasta adopta la máxima “¡Muerte al Sr. Frederick!”), los animales miran con asombro que, al final, el comprador de los maderos resulta ser el Sr. Frederick. Los cerdos hablan sin parar de la inteligencia de Napoleón porque, en vez de aceptar un cheque, pidió efectivo. Los billetes de cinco libras están en sus manos.

Poco después, los animales terminaron con las construcción del molino. Pero antes de ponerlo a funcionar, Napoleón descubre que el dinero que recibió del Sr. Frederick es falso. Así que les dice a los animales que se preparen para lo peor; y, de hecho, el Sr. Frederick ataca poco después la Granja de Animales junto a un grupo de hombres armados. Los animales se cubren mientras los hombres del Sr. Frederick colocan dinamita a la base del molino y lo hacen volar por los cielos. Enardecidos, los animales atacan a los hombres y los sacan de la granja. Lamentablemente, esto le costó la vida a varios animales. Boxer está seriamente herido. Los animales están descorazonados, pero todos se alegran y recobran la fe durante una ceremonia patriótica en la que izan la bandera.

Poco después, los cerdos descubren una caja de güisqui en la bodega de la casa. Esa misma noche, los animales escuchan un gran jolgorio que proviene de la casa, seguido de una terrible pelea. A la mañana siguiente, los cerdos aparecen con los ojos enrojecidos y le susurran a todo el mundo que es posible que el camarada Napoleón se esté muriendo. Pero Napoleón ya está recuperado en la noche. La siguiente noche, algunos de los animales descubren que Soplón, brocha en mano, está cerca del establo. Soplón se había caído de una escalera que estaba apoyada cerca de donde están escritos los Siete Mandamientos. Los animales no logran entender la situación y culpan de nuevo a sus débiles memorias cuando se dan cuenta de que el mandamiento que recordaban como “Ningún animal beberá alcohol” dice ahora “Ningún animal beberá alcohol en exceso”.

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