Parte 2: A bordo del Pequod
El martes por la mañana, Queequeg le tiene una sorpresa a Ishmael. El arponero dice que Yojo, el pequeño ídolo, ha escogido a Ishmael para que elija el barco ballenero en el que ambos zarparán. Así pues, tras revisar varias embarcaciones, Ishmael elige el Pequod, y negocia con sus dueños, Peleg y Bildad, el alistamiento y la paga. Los dueños admiten a Ishmael, pero están más interesados en Queequeg, que es un arponero consumado. Ahab, el capitán del barco en este viaje, no está disponible. Aunque se volvió callado y malhumorado desde que perdió una pierna al enfrentarse con Moby Dick, la gran ballena blanca, Peleg y Bildad lo consideran, por una parte, muy competente; y, por la otra, inofensivo, pues tiene esposa e hijo que lo esperan en casa.
Ishmael no regresa a la habitación sino al anochecer porque Queequeg debía cumplir con un ayuno ceremonial hasta la caída del Sol. La puerta está cerrada desde dentro. Preocupado, Ishmael rompe el cerrojo. Queequeg está bien pero en un trance religioso que durará hasta el amanecer. Ese mismo día, después de desayunar, regresan al Pequod para concluir el proceso de alistamiento. Al principio, los dueños rechazan el paganismo de Queequeg; sin embargo, quedan impresionados cuando este le da con su arpón a una pequeñísima mancha de alquitrán que flota en el agua. Bildad trata de que Queequeg se convierta al Cristianismo, pero Peleg le recuerda que los arponeros piadosos no sirven de mucho: pierden el tiburón que llevan dentro.
Tras dejar el barco, los dos amigos son abordados por una especie de profeta andrajoso, llamado Elijah, que les advierte de los peligros de alistarse en el barco de Ahab. Aunque les cuenta varios incidentes aterradores en los que ha estado involucrado el capitán, Ishmael y Queequeg desestiman las advertencias del hombre. El barco es cargado y preparado para un largo viaje.
El Pequod está listo para zarpar en el día de Navidad. Mientras se aproximan al barco, entre una densa neblina, Queequeg e Ishmael creen ver gente abordándolo. Pero, de pronto, aparece Elijah, el profeta, y les pregunta si han visto a alguien subiendo a la embarcación. Ishmael le contesta que cree haber visto cuatro o cinco personas, y Elijah lo desafía a que las busque en el barco. Ishmael no las encuentra. Tampoco encuentra a Ahab, a pesar de que un marinero le había dicho que el capitán había entrado al barco durante la noche. Peleg y Bildad guían el barco fuera del puerto. Ahab aún no aparece en la cubierta. Ishmael está desconcertado y meditabundo después de que Peleg lo regañó y le propinó una patada. El Pequod ya está lejos del puerto, en mar abierto, y Peleg y Bildad regresan a tierra firme en un bote.
Ishmael hace una corta descripción de Bulkington, un marinero que ya había conocido en New Bedford. Observa a Bulkington al timón; lo considera un pionero destinado a morir en el mar. Ishmael prefiere infinitamente esta muerte que desaparecer tras la cobardía, y declara para sus adentros que los muertos del mar convertirán a Bulkington en un dios.
Ishmael aboga en su meditación por la dignidad de la industria ballenera y por las ballenas: la caza de ballenas es heroica y muy rentable; además, gracias a sus exploraciones, los cazadores de ballenas han mejorado nuestro conocimiento del mundo. Por otra parte, hay historias de ballenas en la Biblia y en otros libros, y Cetus (la ballena) es una constelación de los cielos del sur. Ishmael finaliza diciendo que cualquier cosa de valor que logre será gracias a su aprendizaje en un barco ballenero.
Ishmael presenta algunos de los oficiales abordo. Primero está Starbuck, confiable, pragmático y oriundo de Nantucket. Su padre y su hermano murieron mientras cazaban ballenas. Starbuck cree que es racional, y hasta necesario, temerles a las ballenas. Su reverencia hacia la naturaleza lo hace muy supersticioso. Luego está Stubb, fumador de pipa y oriundo de Cape Cod. Finalmente, está Flask, oriundo de Martha’s Vineyard, es bajo, pendenciero y no siente compasión por las ballenas. Cada uno de estos oficiales comanda uno de los pequeños botes que persiguen a las ballenas, y cada uno tiene un ayudante: Queequeg es el arponero de Starbuck; Tashtego es arponero de Stubb; y, Dagoo es el arponero de Flask. Ishmael también menciona a Pip, un pobre niño afroamericano que toca la pandereta en el barco. Finalmente, Ishmael nota que la gran mayoría de la tripulación no es estadounidense, y concluye que los extranjeros ponen la fuerza bruta mientras que los estadounidenses ponen el cerebro.
Después de varios días de navegación, Ahab aparece finalmente en la cubierta. Aparte de faltarle una pierna, Ahab está marcado con una cicatriz que le recorre un lado del rostro y que parece un rayo. Corre el rumor de que la cicatriz es producto de un pequeño altercado en el mar. Ahab, con su pierna falsa, hecha de hueso de ballena, mira al horizonte, y luego se acomoda en cubierta.
Ahab se ve perturbado. Se pasa mucho tiempo en la cubierta y, al caminar, su pierna de hueso de ballena retumba en toda la embarcación. Stubb se queja del ruido y Ahab lo insulta y se le abalanza encima. Stubb se retira. Ahab ya no siente alivio al fumar y lanza su pipa al mar.
La siguiente mañana, Stubb le cuenta a Flask un sueño: Ahab lo pateaba con la pierna de marfil y luego un tritón le hacía ver que no tenía sentido pelear con Ahab y que tal vez hasta era un honor ser pateado por un hombre así. Ahab alerta a toda la tripulación para que busquen ballenas. La tarea del Pequod ha comenzado.