Capítulo 8: El estado de Lucy
El 10 de agosto, Mina se levanta y descubre que la cama de Lucy está vacía. Sale de la casa y ve que Lucy está sentada en el patio de la iglesia y que una figura oscura se inclina hacia ella. Mientra Mina se acerca, la figura voltea y deja ver su rostro pálido y ojos rojos. Pero la figura ya ha desaparecido cuando Mina llega al lugar. Lucy parece estar dormida pero tiene dificultades para respirar, así que Mina la cubre con un chal y la lleva a casa. Cuando Lucy se despierta, Mina descubre que su amiga tiene dos puntos rojos en el cuello, y supone que ella misma la debe haber pinchado mientras le ponía el chal.
Lucy trata de caminar dormida otra vez las siguientes dos noches, pero Mina lo evita cerrando la puerta con llave. Más tarde, las dos mujeres van a caminar. A la puesta del sol, ven una figura oscura en el cementerio. Lucy nota el destello rojo que despiden los ojos de la figura. En la noche, Mina se despierta y encuentra a Lucy sentada en la cama y apuntando a la ventana. Mina mira por la ventana y ve un gran murciélago que vuela a la luz de la luna. Cuando se voltea, descubre que Lucy está durmiendo tranquilamente. Durante los siguientes días, Lucy se pone más pálida y demacrada, y las dos heridas en su cuello crecen. A Mina le preocupa el estado de su amiga. También le preocupa la mamá de Lucy, incapaz de soportar la ansiedad que le produce el estado en que está Lucy. Finalmente, le preocupa Jonathan Harker, que continúa desaparecido.
A continuación, viene una carta de un abogado de Whitby, en la que esta ordena que las cajas de tierra del Demeter sean enviadas a Carfax, la mansión comprada por Drácula. Volvemos al diario de Mina. La salud de Lucy parece mejorar. Llegan noticias de que Jonathan apareció en un hospital de Budapest, en Hungría, y que sufre de fiebre. Mina se prepara para viajar y reunirse con Harker.
La narración continúa con algunas notas de John Seward sobre su paciente Renfield. Este se ha vuelto violento y fanfarrón. Le dice al doctor que el “maestro está cerca”. Una noche, Renfield escapa y corre hasta Carfax. El Dr. Seward lo encuentra tocando la puerta de la mansión y llamando a su amo. Los enfermeros colocan a Renfield de nuevo en su celda. Renfield le ruega a su amo que tenga paciencia.
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