Capítulo 12: La sangre

La narración se centra de nuevo en el diario de Seward. Al día siguiente, Van Helsing regresa a la mansión Westenra y, junto a Seward, encuentra una escena terrible: las criadas inconscientes en el suelo del comedor, la Sra. Westenra muerta y Lucy, de nuevo, a las puertas de la muerte y con una terribles heridas en el cuello. Ninguno de los dos hombre puede donarle más sangre. Pero aparece el tercer pretendiente de Lucy, Quincey Morris, y acepta donarle la sangre. Extrañado, Morris pregunta qué ha sido de toda la sangre que ya le han donado a Lucy. En eso, llega Holmwood. La muerte de su padre y de la Sra. Westenra, así como la enfermedad de Lucy, lo tienen abatido. Pero su presencia mejora el ánimo de su prometida.

Aún sin saber todo lo ocurrido, Mina le escribe una carta a Lucy informándole que ella y Jonathan se acaban de casar y que ya regresaron a Inglaterra. El asistente del Dr. Seward le escribe a este para informarle que Renfield se volvió a escapar y que atacó a dos hombres que cargaban una cajas de tierra de Carfax. Van Helsing rodea de ajo a su paciente, pero esta se quita las flores y se queda dormida. Mientras Seward vigila a Lucy esa noche, nota que hay un murciélago que vuela cerca de la ventana. Durante la mañana del 20 de septiembre, las heridas de Lucy desaparecen. Los doctores presienten que Lucy está a punto de morir y despiertan a Holmwood para que este se despida de ella. Con una voz extrañamente seductora, Lucy le pide a Holmwood que la bese, pero Van Helsing lo hala y le dice que la bese sólo en la frente. Holmwood acata las instrucciones de Van Helsing. Finalmente, Lucy muere y recupera su belleza.

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